Compostaje: reducir los desechos domiciliarios es una tendencia urbana

Según cifras oficiales, el 49 % de los residuos que se generan en la Argentina son orgánicos y, en consecuencia, compostables. Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) destacan los beneficios de transformar la basura en tierra fértil y fertilizantes, mientras se conecta con la naturaleza y se reduce el impacto ambiental. Pautas y secretos para comenzar.

En la Argentina, según cifras del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable (MAyDS), cada persona genera por día un kilo y medio de residuos urbanos sólidos, lo que implica 16,5 millones de toneladas de desechos por año. Una cifra alarmante que preocupa. Pero, si se tiene en cuenta que el 49 % de los residuos que se generan en nuestro país son orgánicos, se visualiza una posible salida: compostar.

"Hay que crear conciencia", subrayó Lorena Tanferna -técnica del ProHuerta, un programa desarrollado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y los Ministerios de Agricultura y de Desarrollo Social de la Nación-. En esta línea, la especialista señaló la importancia de entender lo "significativo" que es el compostaje como medio alternativo de generación de sustratos para un suelo fértil, al tiempo que permite reducir el impacto ambiental con menos residuos urbanos.

Por este motivo, destacó lo significativo de separar los residuos en los desechos orgánicos y los reciclables para lograr generar un mínimo de basura domiciliaria.

En cuanto a los desechos orgánicos, Tanferna explicó que la mayoría de lo que se genera en casa es compostable: cáscaras de frutas y verduras crudas; cáscara de huevo; pasto y hojas secas; restos de yerba, café o té; papel y cartón. "Es recomendable reducir el tamaño de los residuos a fin de agilizar el proceso de descomposición", indicó.

En esta línea, remarcó que hay ciertos elementos que, a pesar de ser orgánicos no se pueden descomponer en una compostera, como todos los residuos de origen animal: carne, piel o huesos. Tampoco frutas o verduras condimentadas o cosidas, o bien restos de comidas, harinas o panes, excrementos, grasas o aceites, materiales sintéticos o colillas de cigarrillos.

Para su armado, la especialista del ProHuerta recomendó trabajar por capas en iguales proporciones: una de tierra, otra de orgánicos húmedos y, una tercera, de secos.

Entre los errores más comunes a la hora de compostar, la especialista del INTA se refirió a colocar la yerba usada y mojada, así como excedernos en la cantidad de restos de naranja o cebolla. "Su acidez perjudica a los microorganismos presentes y acidifica el compost, lo que limita su uso", explicó.

Otro de los puntos a tener en cuenta, es la ubicación de la compostera. "Es importante que esté en un lugar que reciba muy poco sol y que mantenga su humedad natural. En general, en los espacios de huerta, se busca la ubicación sudoeste que sería el lugar en el que más sombra hay durante las horas de sol".

"Compostar es sencillo, sólo se deben tener en cuenta ciertas pautas mínimas que nos permitirán como resultado -después de tres meses- enmiendas y tierra fértil que puede ser utilizado en las macetas o huertas urbanas como sustratos", señaló la técnica del ProHuerta.

"Tampoco se necesita gran infraestructura ni mucho tiempo", reconoció Tanferna quien explicó que se puede compostar en distintos tipos de recipiente, incluso de armado doméstico, pueden ser a partir de cajones de verdura revestido de bolsas vacías de cebolla o calabazas, o bien baldes de pintura en desuso.

Para su armado, recomendó trabajar por capas en iguales proporciones: una de tierra, otra de orgánicos húmedos y, una tercera, de secos. Esta última, puede estar compuesta por cartón, hojas o pasto seco, chipeado, viruta o cartón e impide que salgan olores y trabaja como aislante para que la capa húmeda logre descomponerse sin dificultades.

"En general, las aboneras se mantienen tapadas, pero con circulación de aire, dado que las bacterias que entran en juego en la etapa de descomposición son anaerobias", explicó.

Además, subrayó: "El compost bien hecho no genera olor, ni moscas y tampoco atrae insectos ni roedores". Si hubiera algunos de estos elementos, hay algún error. Para Tanferna suelen ser problemas vinculados a la humedad excesiva, lo que genera que en lugar de descomponerse se pudra y genera olor. También, puede pasar que esté tan seco que las bacterias no logren descomponerlo, o bien que tenga mucho sol. En ese caso, la materia orgánica se pudre y no llega a descomponerse.

Para tener éxito en el compostaje, Tanferna concluyó que "hay que simular a lo que sucede en la naturaleza". Es decir, las hojas secas caen a la sombra del árbol, se hace una capa y se humedece en contacto con la tierra. A esto, se le suma una nueva capa de hojas secas y la capa que quedó debajo es la que se va a descomponer. "Este proceso natural es el que debemos imitar a la hora de tener una compostera", indicó la especialista.

Para compostar no se necesita gran infraestructura ni mucho tiempo. Se puede armar una compostera doméstica a partir de cajones de verdura revestido de bolsas vacías de cebolla o calabazas.

Furor por compostar

Un relevamiento de MercadoLibre confirmó que, a partir del inicio de la pandemia en 2020, los argentinos compraron más productos sustentables. Entre los tres más vendidos están los purificadores de agua, los paneles solares y las composteras.

Al dato lo reconfirmó Damián Rojas, empleado del Ceamse y creador de un emprendimiento de composteras urbanas, quien aseguró: "Desde el inicio de la pandemia, registramos un fuerte incremento en la demanda de composteras y un gran interés en los consumidores por empezar a compostar".

Para él, "el interés por reducir el impacto ambiental y conectar con la naturaleza es muy marcado, al igual que la necesidad de reducir el volumen de basura. El compostaje viene a resolver todas estas demandas".

"Tenemos un vínculo muy cercano con quienes recién empiezan a dar sus primeros pasos en el compostaje, los asesoramos y los ayudamos a resolver sus consultas", explicó. Además, agregó: "Sabemos que hay mucha conciencia y mucho interés, pero aún faltan recursos educativos para acompañar esta tendencia que no para de crecer".

"Compostar es mucho más simple de lo que se cree. Es fácil y no demanda mucha dedicación, reduce notablemente la generación de residuos y no requiere grandes espacios". De acuerdo con Rojas, si se cumple con las condiciones mínimas de manejo para equilibrar los húmedos con los secos no se generan ni olores ni insectos. "Si algo de esto sucediera, hay algún error que se puede remediar de manera sencilla", indicó.

Un reciente relevamiento de MercadoLibre confirmó que, a partir del inicio de la pandemia, los argentinos compraron más productos sustentables. Entre los tres más vendidos están las composteras.

El desecho del residuo,

también se recicla

El compostaje de los residuos orgánicos genera un líquido que se llama lixiviado. Se trata del líquido que se acumula en el módulo inferior de la compostera y surge de la mezcla de materia orgánica estabilizada (compost) y agua.  

El lixiviado de compost está compuesto por una cantidad importante de minerales como azufre, boro, calcio, fósforo, nitrógeno, manganeso, magnesio, potasio, sodio y zinc, nutrientes clave para el desarrollo de las plantas.

Según Rojas, "aporta compuestos y microorganismos beneficiosos para mejorar el crecimiento de las plantas y ayudar a prevenir enfermedades porque funciona como un insecticida y fertilizante natural". Para esto, recomendó diluirlo en10 partes de agua y regar en forma directa. INTA Informa

Las cuatro fases del compostaje

El equilibrio entre nitrógeno y carbono es solo una de las claves del compostaje. Además de los dos elementos químicos que aporta la materia orgánica, el proceso se desarrolla en presencia de oxígeno y agua siguiendo cuatro fases bien diferenciadas, tal como señala el documento de la FAO.

1- Fase mesófila. El proceso de compostaje se inicia a temperatura ambiente y poco a poco, con el paso de entre unas pocas horas y días, la temperatura de la mezcla va aumentando debido a la actividad de los microorganismos. "Si los microorganismos no tienen oxígeno y humedad, dejan de actuar, la mezcla acaba enfriándose y el proceso de compostaje se frena", señala Pilar Bernal. El objetivo es alcanzar entre 50 y 70 grados centígrados.

2- Fase termófila o de higienización. Una vez superados los 45 grados, los organismos que se desarrollan a estas temperaturas, los llamados mesófilos, desaparecen y son reemplazados por microorganismos que soportan hasta 100 grados, los termófilos. Esta temperatura se mantiene mientras continúa el proceso de descomposición de la materia orgánica y puede durar meses. Las altas temperaturas contribuyen a la higienización de la mezcla, ya que destruyen cualquier tipo de contaminante biológico.

 3- Fase mesófila o fase de enfriamiento. "Después de la fase termófila, vuelve a bajar la temperatura. En ese momento, debemos decidir si volteamos la mezcla para homogeneizarla y volver a elevar la temperatura o dejar que esta vaya bajando", explica Neus Vinyals. En esta fase, más cercana a la temperatura ambiente, continúa la descomposición y los organismos mesófilos se reactivan.

4- Fase de maduración. Tras un período de enfriamiento, una vez la producción del compost se ha completado, llega el momento de la maduración. Esta última fase del proceso se produce a temperatura ambiente y permite la consolidación de nuevas moléculas. Durante varios meses, el compost madura y suma nuevas poblaciones microbianas, así como nuevos grupos de organismos como anélidos, ácaros o insectos que completan la transformación.

Estas cuatro fases marcadas por el perfil térmico del proceso se repiten siempre, sea para la producción de compost en casa como para el compostaje industrial. "Las diferencias en este caso son tecnológicas. Los domésticos son compostadores pequeños en los que la aireación se realiza de forma pasiva. Suele ser un proceso lento y poco eficiente, pero el resultado puede ser muy bueno", señala Pilar Bernal.

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