Hacer el bien sin mirar a quien

El trabajo que llevan a cabo ONGs y las Cáritas en Olavarría para salir en auxilio de los más necesitados. Los reclamos, las carencias más comunes y un termómetro de la realidad social olavarriense.

Daniel Lovano - [email protected]

"La pobreza del mundo es un escándalo. En un mundo donde hay tantas, tantas riquezas; tantos recursos para dar de comer a todos, no se puede entender cómo hay tantos niños hambrientos y que haya tantos niños sin educación".

Estas palabras del Papa Francisco, en ocasión de un diálogo en 2013 con estudiantes de escuelas jesuitas, llegan con fuerza a todos los rincones del planeta.

Un eco especial se extiende hacia un país que es capaz de producir alimentos para casi 500 millones de habitantes, pero registró en el segundo semestre de 2021 -según el Indec- al 37,3% de sus habitantes por debajo de la línea de pobreza y a un 8,2% (2,4 millones de personas) de su población en situación de indigencia.

Cuando el Estado no llegó en ninguno de los momentos de su vida a este individuo y al mercado nunca le va a importar un comino lo que le suceda, entonces aparece una mano tendida de la solidaridad.

Testimonios de ONGs o cáritas, en el caso de Olavarría, pueden ayudar a medir la temperatura social hoy en una de las ciudades más ricas de la Argentina.

"Chichí" Nardín, toda una referencia de Monte Viggiano, reseñó acerca del acercamiento de cáritas a la gente o de la gente a cáritas: "En este momento estamos atendiendo a 70/80 familias que todos los meses vienen a buscar una bolsa de alimentos".

"Aparte de eso tengo mucha gente que está en situación de calle y vienen todos los días a buscar algo para comer. Si bien nosotros comida no hacemos, pero sí se le da lo que tenemos: yerba para tomar unos mates, mate cocido, frutas, fideo, puré de tomate" precisó.

Por cuestiones estacionales, en estos días creció mucho la demanda de frazadas y de ropa de invierno. "Ropa piden mucho, y calzado es una cosa impresionante lo que nos piden. Tenemos un problema con esos números 40, 41, 42, 43 que parece calza todo el mundo que es una demanda tremenda en estos momentos" subrayó.

Según su mirada, "en un momento me parece que estuvo más parado, y ahora otra vez aparece gente que nunca había visto. Nos piden vivienda y en esos casos no podemos hacer nada" y observó "gente que viene de afuera y está dando vueltas por acá, de Tandil, de Buenos Aires; los chicos que hacen malabarismos, que están parados en las esquinas. Algunos de paso, están un tiempo y se van a Bahía Blanca".

Cuatro o cinco donantes y una suma fija que entrega el Municipio constituyen los ingresos de Cáritas Monte Viggiano para adquirir alimentos: "También tenemos un localcito en el cual vendemos ropa y con lo generado también compramos la comida y pagamos los servicios".

"Algunos nos piden cosas que son imposibles de complacer, como heladeras, lavarropas, cocinas. A veces tenemos, pero salen enseguida. Antes la gente donaba mucho más esas cosas, ahora se ve que 'tiran' con los electrodomésticos mucho más tiempo; en otros tiempos tal vez era más factible cambiar una cocina, la heladera cada tantos años, ahora la situación está para todos igual" diagnosticó "Chichí".

Beatriz Maceo ocupó mucho tiempo estas páginas, pero en otra sección, como una de las mejores jugadoras de bochas de Olavarría y de la Argentina; hoy lo hace por su labor social en Cáritas Inmaculada.

"Nosotros estamos atendiendo a 50 familias en el barrio. Les damos una bolsa mensual, ahora nos han donado 54 pares de zapatillas para los nenes de esas familias, y siempre en el transcurso del mes se les trata de dar mercaderías" dijo.

Hace un par de miércoles en Cáritas Inmaculada comenzó a funcionar una feria de ropa que se provee con las donaciones de la gente. "Con eso compramos más mercadería, porque los valores se han ido muy arriba y necesitamos dinero" reveló.

El apoyo material en cualquiera de sus formas es una parte de la razón de ser de Cáritas Inmaculada, pero no en su totalidad. "Además de alimentos queremos darle otro enfoque y que puedan recibir otro tipo de cosas" mencionó.

"El jueves 21, además de entregar la bolsa y las zapatillas a los chicos tenemos reunión con la doctora de la Territorial y los residentes. Ellos ofrecen charlas a las familias para ampliar nuestra acción social como iglesia católica" aclaró.

Incluye educación sexual integral, salud bucal, entre otros: "La doctora prepara un temario. Nosotros trabajamos muy bien con la Territorial, que une sociedades de fomento, la escuela, la iglesia y todo lo que sea del Barrio Coronel Dorrego. Nos reunimos mensualmente los referentes de cada entidad, y trabajar en red es mucho más fácil".

El sábado 30 vuelve "El merendero de los sábados", recuperando una iniciativa de Mabel Marchetti que se interrumpió hace 3 años: "Con la pandemia se dejó de hacer. Tenemos más o menos 40 chicos anotados entre 3 y 12 años que van a tomar la leche, se les leen libros, también van médicos a dar charlitas de higiene. Con dos profes de educación física que nos da la Municipalidad los chicos hacen fútbol en la misma canchita de la iglesia y las nenas han participado en los eventos de gimnasia".

La situación social, siempre compleja, no se ha agravado especialmente en el último tiempo puntualizó Betty, aunque observó que "ahora nos están dando unos 12 mil pesos mensuales de la Municipalidad para llenar 50 bolsas con 8 productos. Como podrán imaginar, con ese dinero es muy complicado...".

"También hay que tener en cuenta que no se puede vivir toda la vida a fideo, arroz y polenta, porque esa cabeza después no va a responder bien en la escuela" sentenció.

"Tenemos la solidaridad de la gente; hay mucha gente, pero mucha gente, que nos dona muchas cosas. En este momento estamos rescatando la solidaridad de nuestros vecinos, porque nunca nos ha faltado nada" enfatizó.

"Nos piden colchones, frazadas, o una cama. Hasta ahí podemos estirarnos, más no" advirtió.

Hay otras carencias intangibles y trascendentales que podrían cambiarles la vida a muchos niños y jóvenes de la barriada.

"Nosotros vemos que faltan oportunidades. Finalizan la escuela y tienen que salir a buscar un trabajo porque no pueden seguir estudiando, de forjarse un porvenir. Hay chicos con muchas condiciones en la comunidad y se han tenido que emplear en verdulerías, cuidar niños y realmente quisieran ir a la universidad, pero no pueden" denunció Betty.

"Es un reclamo importantísimo y nos gustaría que el Estado se haga cargo. Porque además tenemos una lucha muy grande contra las adicciones".

Red Solidaria, la ONG creada por Juan Carr, en Olavarría debió mudarse durante la pandemia de Fomento Pueblo Nuevo a un garaje de la calle Ayacucho al 800 en el Barrio Embajadores y su referente histórico es Ramón Leguizamón.

"Nos queda un poquito lejos de donde debemos atender la realidad de la gente" lamentó.

"Hay una profundización en las necesidades. Antes con la ayuda escolar y otras ayudas del Estado no se notaban tanto las carencias alimentarias, y en algunos casos ahora no la han podido seguir recibiendo" marcó.

"Nosotros atendíamos a principios de año 417 familias y ahora tenemos unas 530. Sus prioridades son alimentos, frazadas, ropa de abrigo en esta época, alguna estufita eléctrica o a leña y se nos está complicando muchísimo" expuso Ramón.

Apreció que "la pandemia contribuyó al deterioro de la situación. Se ve falta de trabajo, los alimentos se han ido por las nubes, entonces a la gente con bajos recursos y carencias laborales se les complica muchísimo".

Rescató la solidaridad comunitaria: "La gente se está acercando y nos está ayudando con lo que más puede, porque no tenemos ayuda del Municipio ni de nadie. La estamos peleando solos".

Un local es la principal carencia de Red Solidaria "para poder trabajar tranquilos y estar más cerca de la gente que nos está necesitando, que son los que viven en el Barrio Trabajadores, Barrio de la Escuela 6, el Barrio Coronel Dorrego, cerca de La Máxima, Sierra Chica... también asistimos a gente de Hinojo y Loma Negra con muchas necesidades".

Al frente de Cáritas Lourdes está Emilia Milesi, a dos cuadras de la Escuela 6.

"Trabajamos en equipo con las asistentes del Territorial Nº 1 y gracias a Dios gente en situación muy, muy grave no hay. La situación no es buena, pero ellos buscan ayuda en todos lados, aunque donde hay 8 chicos por más ayuda que reciban no se puede hacer nada con un kilo de arroz y un paquete de fideos por mes, que es la ayuda que nosotros damos con las bolsas" relató.

"En estos momentos no tengo muchas familias. Si hubiese alguna que está muy mal, por supuesto que se atiende en la medida de nuestras posibilidades, porque lo cierto es que estamos bastante flojos de recursos" admitió.

En su sector, los reclamos más urgentes pasan por "la comida. Personalmente apunto a la gente mayor que no puede comprarse remedios, porque todos no tienen una jubilación".

Emilia confesó que sugiere a la gente "que no gasten en otras cosas que no sea comida, pero a veces es difícil que lo entiendan. Por fortuna los chicos tienen sus buenas comidas en las escuelas y eso es una ayuda importante".

"Acostumbrada a atender 80/90 familias, ahora estamos atendiendo a unas 25 familias, pero sin las asignaciones y sin la ayuda del Municipio hubiésemos tenido que cerrar, porque en las iglesias poco y nada hay de gente" aseveró.

Emilia ponderó que se trata de un "zona necesitada, pero no la veo grave. Es una gente maravillosa. Hace 15 años que estoy ahí y jamás hubo un problema. Sí me permito decirles a chicas que conozco desde hace 15 años cuando venían al comedor, con hijos, que busquen trabajo, y me responden que con las asignaciones están bien".

La pobreza en América Latina

En su informe anual "Panorama Social de América Latina", la CEPAL estimó que entre 2020 y 2021 las personas en situación de pobreza extrema se incrementaron en cerca de cinco millones.

Como consecuencia de la crisis sanitaria y social prolongada de la pandemia de COVID-19, la tasa de pobreza extrema en América Latina habría aumentado del 13,1% de la población en 2020 al 13,8% en 2021, un retroceso de 27 años, mientras que se estima que la tasa de pobreza general habría disminuido levemente, del 33,0% al 32,1% de la población.

Esto significa que la cantidad de personas en pobreza extrema pasaría de 81 a 86 millones, y el número total de personas en situación de pobreza bajaría ligeramente de 204 a 201 millones, informó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

"Pese a la recuperación económica experimentada en 2021, los niveles relativos y absolutos estimados de pobreza y de pobreza extrema se han mantenido por encima de los registrados en 2019, lo que refleja la continuación de la crisis social" señaló el informe lanzado en conferencia de prensa virtual por la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.

"La crisis también ha puesto en evidencia la vulnerabilidad en que vive buena parte de la población en los estratos de ingresos medios, caracterizados por bajos niveles de cotización a la protección social contributiva y muy baja cobertura de la protección social no contributiva", acotó.

Según el informe, la región experimentó un notorio retroceso en su lucha contra la pobreza en 2020 por causa de la pandemia.

En 2020 la pobreza extrema se elevó a niveles registrados 27 años atrás, mientras que la tasa de pobreza general se ubicó en un nivel similar al de finales de la década de 2000.

El documento sostiene que la desigualdad aumentó entre 2019 y 2020, con lo que se quebró una tendencia decreciente que venía observándose desde 2002.

El Coeficiente de Gini -utilizado internacionalmente para medir la distribución del ingreso- aumentó en 0,7 puntos porcentuales para el promedio regional entre 2019 y 2020. Este deterioro tiene relación directa con las repercusiones de la pandemia.

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